La mama es una glándula de secreción externa , par, casi totalmente simétrica (la izquierda es de mayor tamaño que la derecha en la mayoría de los casos, siendo lo contrario muy raro) situada bajo la piel en el tórax de todos los individuos de la especie humana, encontrándose atrófica en el varón.
Cada mama tiene exteriormente el aspecto de una eminencia carnosa de tamaño y turgencia variables, coronada por una estructura de pigmentación oscura en forma de disco con centro sobreelevado, recibiendo aquélla el nombre de areola (o aréola) y éste el de pezón, donde se abren una cantidad variable de poros lactíferos (de doce a dieciocho) formando lo que se conoce como conjunto areola - pezón.
Embriológicamente el tejido glandular de la mama no es sino el producto del desarrollo desmesurado desde el punto de vista morfológico y funcional de glándulas sudoríparas modificadas de la piel, adaptadas para la producción de leche, un tipo de secreción de valor nutricional alto, adecuadamente adaptado a las necesidades de los recién nacidos y única fuente de alimentos durante los primeros meses de vida.
La alimentación con leche materna se conoce como lactancia. El acto de alimentar directamente al lactante se conoce como amamantamiento o tetada y se realiza mediante la succión directa desde el pezón por parte de la boca del niño.
La glándula mamaria consta de dos elementos fundamentales: los acinos glandulares, donde se encuentran las células productoras de leche y los ductos, conjunto de estructuras arboriformes o ramificadas, tubulares y huecas, cuyas luces confluyen progresivamente en canalículos más y más gruesos hasta terminar en uno de los doce a dieciocho galactóforos. Los galactóforos son dilataciones ductales a modo de reservorios situados inmediatamente por detrás del pezón.
La mama limita en su cara posterior con la aponeurosis o fascia del músculo pectoral y contiene abudante tejido graso allí donde no hay tejido glandular. La grasa y el tejido conectivo, junto con los ligamentos de Cooper (que unen la glándula a la piel) constituyen los elementos que dan forma y sostienen a la mama. La mama, además, contiene vasos arteriales, venosos y linfáticos, así como elementos nerviosos. No existe nada que se parezca a una cápsula continua envolviendo la mama. De hecho es muy común que exista tejido llamado aberrante o ectópico (literalmente fuera de sitio) en zonas bastante alejadas de la mama. No es raro encontrar tejido mamario en pleno hueco de la axila o bajo la piel, en la cara anterior del abdomen.
En la base del complejo areola-pezón se localizan ciertos elementos conocidos como células mioepiteliales, estrictamente epiteliales en cuanto a su origen, aunque con la particularidad de que son capaces de capaces de moverse a la manera de las fibras musculares. Estas células mioepiteliales provocan la salida de la leche almacenada en los galatóforos y la erección del pezón ante estímulos como succión, roce, tacto y frío.
La mama experimenta cambios a lo largo del desarrollo del individuo. Salvo casos particulares, más o menos patológicos, la mama del varón se atrofia por completo o casi por completo, si bien el complejo areola - pezón nunca falta y siempre conserva una sensibilidad particular y la capacidad de fruncimiento de la areola y de erección del pezón ante los estímulos antes citados. Los varones sometidos a tratamiento con estrógenos pueden desarrollar acúmulos de grasa en forma de mama, lo que se conoce como pseudoginecomastia, si bien es frecuente que llegue a desarrollar verdaderas mamas, lo que se llama ginecomastia. Los varones obesos también suelen desarrollar una pseudoginecomastia.
En los individuos de corta edad, en condiciones normales, la mama permanece en un estado embrionario y no se desarrolla hasta la pubertad (sin embargo, la obesidad puede simular desarrollo mamario precoz o temprano). Las muchachas con frecuencia desarrollan las mamas de manera no simultánea, en forma de un botón embrionario retroareolar, frecuentemente algo excéntrico. Pronto se desarrolla el botón en el otro lado y en poco tiempo las dos mamas van adquiriendo su aspecto habitual.
Durante el embarazo las mamas se vuelven turgentes y aumentan de tamaño.
La pigmentación de la piel de la areola y del pezón aumenta muy notablemente y aparecen una pequeñas eminencias granulares en los bordes de las areolas conocidos como tubérculos de Morgagni, correspondientes al desarrollo de glándulas sebáceas prominentes. La circulación de la mama aumenta y se hacen patentes las venas superficiales, sobre todo en las mujeres de raza caucásica, efecto que se incrementa durante la lactancia. Los pezones se ensanchan y por los poros lactíferos se expulsan, de manera más o menos patente, cilindros de un material acelular, espeso, llamados comedones que corresponden a tapones de queratina que hasta entonces obturaban los ductos en su extremo final.
En casos aislados existen individuos con más de dos glándulas, lo que se conoce como polimastia.
Cada mama "de más" se denomina "mama supernumeraria" y tiene una situación anormal, aunque casi siempre se localizará dentro de una línea imaginaria situada a cada lado del cuerpo, desde el vértice de la axila hasta la cara lateral del labio mayor de la vulva (base del escroto en el varón) del mismo lado.
La presencia de pezones supernumerarios se conoce como politelia.
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